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sábado, 18 de noviembre de 2017

Alejandro III de Rusia




Alejandro III

Alejandro vino al mundo en San Petersburgo en marzo de 1845 y cuando nació nada hacía pensar que un día pudiera convertirse en zar de Rusia, teniendo en cuenta que era el tercero en la linea de sucesión. Cuando aquel 10 de marzo Alejandro vio por primera vez la luz, su abuelo todavía era emperador de todas las Rusias y él era el segundo hijo del heredero al trono.

Alejandro no se parecía en nada a su padre, ni a su madre, ni a su hermano y ni siquiera su hijo llegó a parecérsele. No poseía el refinado aspecto de ninguno de ellos, tampoco su elegancia ni sus educados modales. Era grande, alto, robusto, de fuerte complexión, y además era muy tosco en sus ademanes. A decir de muchos parecía más un patán que el hijo de un emperador. 

Como correspondía a un príncipe segundón su educación no fue tan completa como la de su hermano Nicolás - el heredero - y tan sólo se le preparó para la carrera militar. El encargado principal de su educación fue el profesor de Derecho Konstantín Pobedonóstsev, que no se mostraba demasiado satisfecho de su alumno, llegando a decir : "Después de las primeras clases le pregunté sobre lo aprendido para ver qué es lo que se quedó en su mente, resulta que no quedó nada. El gran príncipe presenta pobreza de datos y de ideas". 

Parece pues que la inteligencia de Alejandro era mediocre pero en él calaron y muy profundamente las ideas de su preceptor convirtiéndose en un nacionalista exagerado y reaccionario muy alejado de las ideas liberales de su padre, razón por la que nunca estuvieron bien avenidos. 

Todo cambia para Alejandro en Abril de 1865, fecha en la que su hermano, el zarevich Nicolás, muere tras una corta enfermedad. A partir de ese momento se convertirá en heredero al trono y poco después en el prometido de la novia de su hermano fallecido. 

Dagmar de Dinamarca

Se dice que fue el propio Nicolás, en su lecho de muerte, quien pidió a su hermano que desposará a Dagmar de Dinamarca - su prometida en esos momentos - pero también es verdad que a Rusia le interesaba esa unión con la familia real danesa que, por otra parte, estaba emparentada con gran parte de las monarquías de Europa. Cabe suponer que también a Dinamarca le interesaba una unión matrimonial con Rusia. 

En junio de 1866 Alejandro visita a Dagmar en Cophenage y se formaliza el compromiso, tres meses después Dagmar llega a Rusia para contraer matrimonio. Tras convertirse a la religión ortodoxa pasaría a llamarse María Fiódorovna. La ceremonia de la boda se celebraría el 9 de noviembre en el Palacio de Invierno de San Petersburgo. 

No hay duda de que Alejandro se había enamorado de Dagmar pues siempre le fue fiel y nunca se le conoció ninguna amante y esta devoción también acabó por enamorar a su esposa.

Desde el momento de su matrimonio y ya como Zarevich, Alejandro fue invitado a participar en los consejos de ministros y representó a su padre en algunos eventos en el extranjero. Mientras tanto, María Fiódorovna, nada interesada en la política, cuidaba de los cinco hijos que tuvo la pareja. 


Boda de Alejandro y Dagmar


En marzo de 1881, su padre, el zar Alejandro II es asesinado en un atentado perpetrado por el grupo terrorista "Voluntad Popular". Ocurrió en el momento en el que se disponía a firmar una serie de documentos con los que pretendía continuar con las reformas liberales que ya había emprendido y llegar, de ese modo, a una Monarquía Constitucional.

Automáticamente el zarevich se convierte en zar de Rusia con el nombre de Alejandro III. 

Los ministros de su padre le aconsejan continuar con la política liberal iniciada por éste, pero no está dentro de la mente del nuevo zar continuar con lo emprendido por su padre. En abril de ese mismo año aprobó un manifiesto que con el titulo "Sobre la firmeza del poder absoluto" proclamaba la necesidad del poder total de los zares para conseguir el bienestar del pueblo. 

Alejandro suspendió la reforma administrativa iniciada por su padre y abolió la autonomía de los centros de educación universitaria, limitando la admisión de los judíos en las universidades y prohibiendo a los colegios admitir a los hijos de sirvientes. No fueron éstas las únicas medidas contra los judíos ya que, aún sin pruebas, los consideraba culpables del asesinato de su padre y a partir de su entronización se iniciaría  uno de los "pogromos " más violentos de los que se dieron en Rusia y que obligarían a huir a miles de judios.  




Alejandro fue también el fundador de la Ojhrana, una policía política dependiente del Ministerio del Interior, que tenía como objetivo evitar actividades revolucionarias en la población y por supuesto proteger a la familia imperial de cualquier atentado. Se dice también que algunos de los pogromos fueron apoyados por ésta policía secreta. 

En 1887 la Ojhrana desmanteló a un grupo que conspiraba para atentar contra el zar. Sus integrantes fueron ejecutados, entre ellos se encontraba Aleksandr Uliánov, el hermano de Vladimir Lenin. 

No obstante, a nivel económico Alejandro logró la estabilidad. Los nuevos impuestos aduaneros y la reforma del rublo tuvieron efectos beneficiosos sobre la economía del país. También hizo ahorros personales, disminuyendo el presupuesto general destinado a palacio y ahorrando a base de limitar el número de sirvientes, las fiestas y hasta prohibiendo que se sirviera vino extranjero en su mesa y se utilizara tan sólo el autóctono. 

En lo que nunca ahorró fue en las obras de arte y el Palacio de invierno y los museos de San Petersburgo están llenos de obras adquiridas por él. 

También durante su reinado se iniciaron las obras del ferrocarril Transiberiano. 

En 1894 Alejandro empezó a encontrarse mal, tenía nauseas, dolor de cabeza y perdía peso. Sus médicos, entre los que se encontraba el eminente doctor Sergey Petrovich Botkin diagnosticaron una nefritis. Su cuñada, Olga, le ofreció su palacio de la isla de Corfú para que se repusiera y Alejandro y su esposa emprendieron viaje hacia Grecia. Nunca llegarían.  

Cuando se encontraban en Crimea la debilidad del zar era demasiado grande como para seguir viajando y decidieron instalarse en el Palacio de Livaida. Allí lo encontró la muerte.

Alejandro murió el 1 de noviembre a la edad de 49 años. Todos sus descendientes serían asesinados 23 años después.

Fue enterrado en la fortaleza de San Pedro y San Pablo en San Petersburgo.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

María José de Bélgica, Reina de Italia







María José fue una mujer desdichada, las adversidades la acompañarían a lo largo de toda su vida que había comenzado el 4 de agosto de 1906 en Ostende. Hija de los reyes de Bélgica , Alberto e Isabel, era la más pequeña de tres hermanos, una preciosa niña de rizado pelo y limpia mirada. 

Tenía ocho años cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Sus padres, deseosos de evitarle posibles peligros, la enviaron a un internado inglés mientras ellos permanecían en Bélgica. No obstante, María José, volvía con frecuencia a su país y cuando lo hacía solía acompañar a su madre a los hospitales para visitar a los heridos de guerra. Probablemente a estas visitas y a lo que en ellas veía se debe la profunda germanofobia que desarrolló. 

El destino de María José lo marcarían sus padres al final de la Gran Guerra. Católicos como eran, consideraron que el mejor candidato para convertirse en esposo de la niña era Humberto de Saboya, príncipe heredero a la Corona de Italia, y otro tanto parece que pensaron los católicos reyes italianos.

María José pasó su juventud sabiendo cual era su futuro y según deja escrito en su propio diario no le desagradaba el novio elegido. Era atractivo y tenían algunas cosas en común, como su inclinación por el arte y la literatura.

La boda tuvo lugar en el Palacio del Quirinal, el 8 de enero de 1930. Humberto era un joven muy apuesto y ella era una de las princesas más bellas y elegantes de Europa. En el momento en que se realizó el matrimonio Italia estaba gobernada por Benito Mussolini. 

A pesar de lo que pudieran aparentar, el matrimonio fue desgraciado. Años después, María José afirmaría en una entrevista: " Nunca fuimos felices". Muchas cosas influyeron en la infelicidad conyugal entre ellas la educación de ambos que era radicalmente distinta. Humberto había cursado estudios en la academia militar de Módena y por tanto había estado sometido a una disciplina que nada tenia que ver con el carácter y las ideas liberales de su esposa. Además los rumores sobre la posible bisexualidad de Humberto, que también llegaban a oídos de la princesa, fueron otro de los  motivos de distanciamiento. 




Benito Mussolini contribuiría a la mala relación de la pareja. Las ideas progresistas de Maria José chocaban frontalmente con la práctica fascista del dictador Mussolini y, como consecuencia, éste se encargaría de vilipendiar la imagen de la princesa. En los medios sociales se criticaba su forma de vestir, de peinarse, se la acusaba de frívola y se llego a decir que evitaba tener descendencia para perjudicar a la Corona de Italia. Lógicamente esto quedo desmentido en la primera gestación de la princesa. 

Las desgracias siempre estarían presentes en la vida de Maria José. El nacimiento de su primera hija se vería ensombrecido por la muerte de su padre, como consecuencia de una caída mientras escalaba una montaña. Poco después fallecería su cuñada Astrid, la esposa de su hermano, el nuevo rey de Bélgica, y también de forma trágica. 

La aversión de Mª José por el fascismo era clara y notoria y no obstante se llegaría a decir que entre Mussolini y ella habían existido relaciones sentimentales. 

Cuando estalla la segunda guerra Mundial Maria José intenta ayudar a los prisioneros de guerra belgas con pobres resultados. Su actitud la enfrentaba con su familia política ya que el rey, Victor Manuel, había aceptado sin oponerse la pérdida de la democracia en su país y el cambio a la dictadura de Mussolini. También había permitido la alianza con la Alemania nazi y la entrada de Italia en la Segunda Guerra Mundial hasta que, en 1943, y cuando la victoria de los aliados parecía inminente los jerarcas fascistas solicitaron al rey que destituyera al Duce y formara un nuevo gobierno y el rey se apresuró a obedecer.




Hitler consideró una afrenta la destitución de Mussolini y Wehrmacht lanzaría sus tropas contra Roma antes de que los aliados pudieran prestar su ayuda a los romanos. La Familia Real huiría de la capital italiana de inmediato provocando con ello el descontento de los italianos.

En 1946 y para salvar una Monarquía altamente desprestigiada Victor Manuel, cuya hija, la princesa Mafalda, acababa de morir en un campo de concentración nazi, abdica en su hijo Humberto. Era el 9 de mayo de 1946.

Mª José se ve por tanto convertida en Reina, pero su reinado y el de su esposo duraría tan solo 33 días. El 9 de junio, y tras un Referéndum, Italia proclama la República y ordena el exilio de los Monarcas. Estos,  junto a los cuatro hijos que ya tenían, embarcan en el Ducca degli Abruzzi, un barco de guerra de la marina italiana, trasladándose  a Portugal.

Allí se instalaran en Cascais - como tantas otras cabezas destronadas de Europa - en un palacete al que llamaron Villa Italia.




El matrimonio, que nunca fue bien, se desmorona en el exilio y, mientras el  depuesto rey Humberto permanece en Cascais con sus tres hijas,  Mª José y su único hijo varón se instalan en Suiza. Nunca se divorciaron pero la separación fue un hecho y pasó una enorme factura a la familia. La vida de los hijos y nietos de los últimos reyes de Italia estuvo salpicada por los escándalos, los divorcios, el alcoholismo, la drogadicción y las tragedias. 

Mª José moría el 27 de enero de 2001 en el Hospital cantonal de Suiza como consecuencia de una bronconeumonía que no logro superar. 

Durante los 93 años que duró su vida fue Reina durante un mes, tuvo cuatro hijos de un matrimonio fracasado, vivió dos guerras mundiales, perdió a dos cuñadas, Astrid y Mafalda, de forma trágica, su  yerno, Luis Reyna, fue asesinado y uno de sus nietos murió al lanzarse desde una ventana en un acto suicida. Además durante gran parte de su vida tuvo que ver reflejados en todos los periódicos europeos los escándalos protagonizados por la gran mayoría de sus descendientes.

No fue feliz pero supo llevar su infelicidad con una enorme dignidad y elegancia. 

Sus restos mortales descansan en la Abadía de Hautecombe, en la Saboya francesa.