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lunes, 28 de marzo de 2016

María Cristina de Habsburgo- Lorena







La prematura muerte de Dª Mercedes de Orleans, esposa de Alfonso XII, había dejado al Rey sumido en la tristeza y a España sin heredero. Por ello Cánovas del Castillo trataba por todos los medios de convencer a D. Alfonso de la necesidad de contraer nuevo matrimonio. Aceptaría el rey la propuesta y aceptaría también a la novia elegida: María Cristina de Habsburgo - Lorena.

Crista - éste era su nombre familiar - había nacido el 21 de julio de 1858 en Moravia y era hija de los archiduques de Austria, Carlos Fernando e Isabel, y prima del emperador Francisco Jose I. Era inteligente, estudiosa, muy modesta y no demasiado agraciada. Hablaba con soltura varios idiomas como el inglés, el italiano y el francés pero no aprendió español en aquellos primeros años de formación, en los que  hasta llegó a recibir clases de economía y filosofía. 

La emperatriz Maria Teresa de Austria había creado una institución, un siglo antes de que naciera Crista, donde las damas de alta cuna y escasos medios pudieran vivir y recibir educación mientras esperaban casarse, o entrar en religión si no aparecía el novio adecuado.El nombramiento de abadesa de Nobles Damas Canonesas de Praga le fue concedido a Cristina por el emperador Francisco Jose cuando ésta cumplió los dieciocho años ya que tradicionalmente la abadesa de la institución debía ser siempre una archiduquesa de Austria. 

Pero no estaba destinada Crista a dirigir a las Nobles Damas Canonesas por mucho tiempo, Cánovas del Castillo se había fijado en ella y, una vez recabados los informes del embajador español en Viena, consideró que era la candidata perfecta para convertirse en reina de España.

A pesar de que Alfonso XII había dejado en manos de Cánovas la elección de su futura esposa, deseaba conocerla antes de dar su definitiva aprobación pues aunque se habían visto de niños, el recuerdo que de ella tenía era sumamente vago. El encuentro se produciría en Arcachon, en el verano de 1879, y no quedaría precisamente entusiasmado el rey de España con su novia. Se dice que, tras el encuentro, el marqués de Alcañices, que acompañaba al rey, empezó a ponderar la belleza de Dª Cristina y que el monarca le hizo callar alegando: " No te esfuerces Pepe, a mi tampoco me ha parecido guapa….pero te habrás dado cuenta de que la que está bomba es mi suegra". Por el contrario a Crista debió gustarle el novio pues al terminar el encuentro exclamó " ! Mamá que guapo es ! ". 

Alfonso XII. Federico Madrazo. Ayuntamiento de Granada

El 29 de noviembre de 1879 y en la Basílica de Atocha se celebraría el matrimonio. Cristina apareció vestida con un magnifico traje de raso blanco bordado en plata y confeccionado en Madrid y un manto en el que brillaba pequeñas flores de lis tejidas en oro. Gustó a los madrileños su traje pero no su portadora a quien encontraron demasiado "estirada". El recuerdo de una idealizada Dª Mercedes tan cercana al pueblo y con tanta gracia y gentileza, estaba presente. Circulaban además numerosas habladurías, desde afirmar que había sido abadesa de un convento y por lo tanto monja hasta que llevaba sangre gitana en las venas por haber nacido cerca de Bohemia. Su desconocimiento de la lengua española y el hecho de que hubiera traído desde Austria a su médico personal, el Dr. Riedel, tampoco la favoreció a la hora de granjearse la simpatía de los madrileños.

El dolor que la muerte de su esposa Dª Mercedes había producido en el rey no había impedido a D. Alfonso tener aventuras amorosas una de las cuales, la que mantuvo con la contralto Elena Sanz, le había dado ya un hijo antes de que se celebrara el segundo matrimonio del monarca. Dª Mª Cristina fue informada de ello por una de esas almas caritativas que suelen rodear a las reinas pero, ni una queja, ni un solo comentario salió de sus labios. 

Se apresuraría el rey a cumplir con sus deberes conyugales y tan solo diez meses después de la boda Dª Mª Cristina alumbraba a su primer vástago, una infanta a quien se impuso el nombre de Mercedes en recuerdo de la primera esposa de D. Alfonso. Intentaba de este modo Crista granjearse el cariño del rey y de los españoles. No estuvo tan acertada en la elección del médico que la asistiría en el parto, su empeño en que ningún médico español estuviera presente y  que tan solo el Dr. Riedel la ayudara ofendió a los galenos de cámara, a cuya cabeza estaba el Dr. Alonso Rubio, eminente catedrático de Tocología que, sintiéndose menospreciado renunció a su cargo. El enfado llegó hasta las altas esferas políticas.

Mientras Dª Mª Cristina intentaba amoldarse a las costumbres españolas el rey continuaba con sus devaneos amorosos, a Elena Sanz la sustituyó otra cantante : Adela Borghi y como era normal la reina fue oportunamente informada de la existencia de la nueva amante. Las infidelidades de su esposo la hacían sufrir pero su sentido de la dignidad le impedirían dar rienda suelta al sufrimiento ni tan siquiera en su circulo más íntimo. 

En noviembre de 1882 la reina daba a luz de nuevo, fue otra infanta y ello produciría una gran decepción. Fiel a si misma se hizo asistir por el Dr. Riedel a pesar del alboroto que se había producido en el anterior parto. Había dado ya dos hijas al rey y por lo tanto a la Corona española, pero Crista seguía siendo una figura desdibujada, una sombra gris que no se atrevía a alterar ni las costumbres ni a los servidores del Palacio a excepción hecha de lo que atañía a su salud.

Maria Cristina de Habsburgo. Raimundo Madrazo

En el verano de 1885 se declaró en España una epidemia de cólera y uno de los mayores focos se localizó en Aranjuez. Hasta allí acudió D.Alfonso para visitar a los enfermos. A su regreso le esperan en la estación la reina y todo el Gobierno. Cuando el tren llega a la estación Dª Mª Cristina se abraza a su marido y le dice " Alfonso hoy te quiero como siempre pero te admiro más que nunca". 

En el otoño de ese mismo año, el rey se muestra enfermo, esta más delgado, pálido, con fiebre constante y una tos que le desgarra los pulmones. Sus médicos, los doctores Camisón y Sanchez Ocaña deciden trasladar al monarca al palacio del Pardo esperando que el aire de la sierra le beneficie. El Gobierno exige a Dª Mª Cristina que permanezca en Madrid, para no causar alarma en la sociedad, y acatando sus ordenes la reina acude al palco del Teatro Real  casi cada noche, corriendo durante el día a visitar a su marido. 

 La muerte de Alfonso XII, que se produjo el 25 de noviembre de 1885, dejó a DªMª Cristina desolada y embarazada. Cuando se cumplía un mes del fallecimiento del rey de España, su viuda, rigurosamente vestida de negro, hacía su aparición el el Palacio de las Cortes para jurar como Regente la Constitución. A partir de ese momento y dueña ya de la situación, realizó en Palacio cuantos cambios quiso y trazó un programa de trabajo riguroso, ordenado e inflexible. 

Habían transcurrido seis meses desde la muerte del rey cuando DªMª Cristina se pone de parto, la noticia se difunde y llega a la calle donde el pueblo espera con impaciencia. Se produce un estallido de júbilo cuando los madrileños escuchan como la artillería dispara una salva de veintiún cañonazos. Había nacido el ansiado varón, era el 18 de mayo de 1886 y en esta ocasión si hubo médicos españoles presentes en el parto. Además, claro esta, del Dr. Riedel la asistieron el Dr. Sanchez Ocaña, el Dr. Ledesma y el Dr. Candela. 

María Cristina de Habsburgo con Alfonso XIII. Antonio Caba

No fue fácil su regencia, durante los dieciséis años en que la ejerció tuvo que hacer frente a veinticuatro crisis gubernamentales y se ganó el respeto de todos por su enorme lealtad. Lo más que pudieron hacer sus enemigos para desprestigiarla fue apodarla "Dª Virtudes". Hasta Emilio Castelar dijo en cierta ocasión :" En la calle debe uno descubrirse cuando se encuentra al santísimo o a la Reina Regente". Lawrence Lowel dijo de ella que " Dª MªCristina había sido uno de los grandes monarcas constitucionales de Europa". 

Cuando en 1902 su hijo, Alfonso XIII, cumplió la mayoría de edad terminó la regencia de DªMª Cristina y a partir de ese momento se retiraría a un segundo plano no volviendo a participar en los asuntos políticos. Tras el matrimonio del nuevo rey de España Dª Mª Cristina, que no tenía demasiada empatía con su nuera, decidiría construirse en el propio Madrid una casa para lo cual compró un terreno en el Paseo de Rosales. Finalmente todo quedaría en un proyecto puesto que D. Alfonso no estuvo dispuesto a consentir que su madre saliera de Palacio. 

Los inviernos los pasaba Dª MªCristina en Madrid y los veranos en su palacio de Miramar. Había perdido ya a sus dos hijas mayores y desde que acabó la 1ª Guerra Mundial solía pasar unos días en Suiza donde se reunía con sus hermanos. 

El 6 de febrero de 1929 se despertó a las dos de la madrugada con un fuerte dolor en el costado. Su doncella, Martina, que dormía en la habitación contigua llamó al Dr. Petinto, que se encontraba de guardia, no dio tiempo a que llegara el Dr. Alabern que era el que se ocupaba de la salud de la soberana en aquellos años. Murió a consecuencia de un infarto cardiaco.


domingo, 13 de marzo de 2016

Maud de Gales. Reina de Noruega





La que fuera la última de los hijos de los Príncipes de Gales, Eduardo y Alejandra,  vendría al mundo en Marlbourgh House, un frío día de noviembre de 1869. Durante su infancia pasaba, al igual que el resto de sus hermanos, largas temporadas en Sandringham, la otra residencia de sus padres y todos los años acompañaba a su madre, danesa de nacimiento, a visitar a sus abuelos maternos en Dinamarca.

Era una niña tímida y enfermiza y su educación fue meramente convencional. No era bella, no tenía carisma y ni siquiera era agraciada físicamente, pero con el tiempo  se iría puliendo y daría ejemplo de elegancia y estilo destacando, al menos en esto, entre otras princesas de la época. 

Durante varias semanas al año compartía juegos y, mas tarde, bailes y diversiones con sus primos daneses en el palacio de Fredensborg, no es extraño por tanto que se enamorase de uno de ellos. Fue Carl el elegido y el que pidió su mano en 1896. Carl era un Oficial de la Marina danesa, apuesto, simpático y con gran don de gentes. Toda la familia, tanto la danesa como la británica, estaban contentos con el noviazgo y se lanzaron a preparar una boda que sería la última a la que acudiría su abuela, la reina Victoria. Sólo una sombra se proyectaba en el horizonte de Maud: vivir lejos de su amada Inglaterra. 

Se casaron el 22 de julio de 1896 en la capilla privada del palacio de Buckingham y recibieron por parte del padre de la novia, el Príncipe de Gales, un regalo muy especial y que jugaría un papel importante en la vida de Maud: un palacete al que llamaron Appleton y que se encontraba dentro de la propiedad de Sandrinham. Por tanto al lado de la familia. 

Ceremonia matrimonial de Maud y Carl

Los daneses recibieron a Maud con verdadero entusiasmo, la habían visto en sus tierras desde pequeña y además era nieta de los reyes, por tanto medio danesa. Por desgracia el entusiasmo no fue mutuo. Maud añoraba todo lo inglés y además al ser su esposo un oficial de la Marina tenía demasiado tiempo para dedicarse a esta añoranza. Se quejaba constantemente de que el frío clima danés perjudicaba sus bronquios y, con esta excusa, se fue acostumbrando a realizar, cada vez con mayor frecuencia, escapadas a su casa de Appleton.

Al principio todo el mundo consideraba normal la nostalgia de la princesa por su familia y su país de origen, pero poco a poco se fue viendo que había también otras razones. La principal era que Maud se aburría mortalmente en Dinamarca, consideraba que la sociedad danesa era provinciana, extremadamente reducida y con excesivos escrúpulos morales que, para ella, rayaban en la mojigatería. Su familia danesa empezó a mirar con malos ojos el empeño de la princesa por permanecer en suelo inglés y el pueblo danés empezaba ya a preguntarse qué ocurría para que la princesa permaneciese tan poco tiempo en Dinamarca. La conclusión de la mayoría de la gente era que la pareja estaba tardando demasiado en engendrar un hijo. 

Por fin Maud queda encinta, y el estado de buena esperanza es anunciado con gran alegría pero ocurre algo que los daneses no entienden: la princesa Maud pasa todo el embarazo en Inglaterra y es allí en Appleton donde, en julio de 1903, alumbrará a un varón que recibirá el nombre de Alejandro y que será su único hijo. El tiempo tardado en procrear, el hecho de que la gestación se desarrollara en Inglaterra y que incluso se produjera allí el parto fueron dando lugar a múltiples  especulaciones a lo largo de los años que han llegado hasta nuestros días. Maud permaneció en Inglaterra con su hijo hasta que, varios meses después del nacimiento, el príncipe Carl acudió a por ella. Cuando llegó a Copenhagen su hijo tenía ya nueve meses. En total había permanecido fuera de Dinamarca dos años. 



En 1905 Noruega se separa de Suecia y los noruegos ofrecen el trono de su país al príncipe Carl de Dinamarca. Acepta el príncipe y Maud se convierte de este modo en Reina consorte de Noruega. En su deseo de congraciarse con el pueblo noruego Carl cambia su nombre por el de Haakon VII y el de su hijo Alejandro por el de Olav. 

Maud se daría cuenta de que su libertad se había acabado y que en lo sucesivo tendría que cumplir con lo que se esperaba de ella y se dispuso a realizar su papel de Reina con la mayor dignidad. Participó en cantidad de obras sociales, protegió a los jóvenes artistas, aprendió a esquiar y realizó todas aquellas cosas que sabía iban a satisfacer al pueblo noruego, consiguiendo de ese modo ganarse su cariño. Seguía sin ser bella pero, tenía mucho estilo, vestía con elegancia y los noruegos se sentían orgullosos de ella. Aunque visitaba cada año su país natal, permanecía muy poco tiempo en Inglaterra.

En 2004,el autor Tor Bomann-Larsen da origen a una gran polémica al afirmar en su libro ”Haakon y Maud”, que el Rey Olav no era hijo de Haakon. Según dicho autor la Reina Maud fue inseminada en Inglaterra por el médico de su padre, Sir Francis Laking, con semen de su propio hijo Guy Laking. Asegura Bomann que durante los diez meses anteriores al nacimiento de su hijo, Haakon y Maud solo estuvieron juntos una vez.


En marzo de 2005, Odd Arvid Storveen, un historiador de la Universidad de Oslo, publicó una reseña del libro de Bomann-Larsen en la revista Historisk Tidsskrift, en la que afirma que no se ha encontrado ninguna prueba que avale la hipótesis de Bomann. 

La inseminación artificial no era común en aquella época pero desde luego no era una práctica desconocida entre los médicos, puesto que la primera inseminación confirmada fue llevada a cabo por William Pancoast en 1884. 

También el historiador Svein Blindheim ha barajado la posibilidad de que Maud no fuera la madre biológica y de que el príncipe Olav fuera adoptado 

La salud de Maud siempre había sido quebradiza, en 1938 estaba en Inglaterra cuando le sobrevino un fuerte dolor abdominal. Fue intervenida quirúrgicamente pero a los pocos días sufrió una insuficiencia cardiaca que le costó la vida. El Rey Haakon acudió de inmediato y trasladó el cuerpo de su esposa a Noruega.

Sus restos fueron depositados en el mausoleo real del castillo de Akershus.



miércoles, 2 de marzo de 2016

D. Juan de Aragón y Castilla, Príncipe de Asturias







La primera hija de los Reyes Católicos había nacido en 1470 y no parecía que Isabel fuera a quedar embarazada nuevamente pero ocho años después, concretamente el 30 de junio de 1478, y tras un peregrinaje al monasterio de San Juan de Ortega y las consiguientes rogativas de la Reina, venía al mundo en el Real Alcázar de Sevilla el ansiado varón, un niño al que se impuso el nombre de Juan. 

La felicidad de los Reyes era enorme y el nacimiento se celebró durante varios días con las llamadas "festas e alegrías" en las que además de los saraos habituales hubo una gran justa en la que participó el Rey Católico. Se nombró como ama del neonato a Dª María de Guzmán y nueve días después de su nacimiento fue bautizado. Llevaron al infante en procesión todas las autoridades, la nobleza y el clero. El cronista Bernáldez nos da cuenta de quienes componían el cortejo que habría de llevarle a la Catedral de Sevilla y nos relata: "Iba el ama del príncipe encima de una mula, en una albarda de terciopelo, e con un repostero de brocado colorado: llebava al príncipe en sus brazos" . La ceremonia del bautismo fue oficiada por el Cardenal Pedro Gonzalez de Mendoza.

En el siglo XV, los fenómenos astronómicos cobraban mucha importancia y ocurrió que pocas semanas después del nacimiento del pequeño príncipe, tuvo lugar un eclipse total de sol que proyectó, a decir de la mayoría, un mal augurio sobre el recién nacido. Fuera por esto o no, lo cierto es que el Infante dio muestras desde su nacimiento de una salud débil. Escribe Junceda Avello que el Príncipe tenía labio leporino y que con el paso de los años se demostró que era tartamudo o esto es al menos lo que contó el médico alemán Jerónimo Münzer tras haber tenido una audiencia con D.Juan cuando éste era adolescente :"el príncipe no pudo hablar por tener una dolencia en el labio inferior y en la lengua que le impedían hacerlo expeditamente". 

También es Junceda quien nos dice que debido a la extrema debilidad del infante "los médicos se vieron obligados al empleo de toda clase de tónicos vigorizantes y entre ellos se le recetó el extracto de tortuga, razón que explicaría la preocupación que desde entonces los reyes tuvieron en la búsqueda de estos animales" hasta el punto - siempre según éste autor - de enviar a Mallorca al Procurador General con ese fin, ya que allí se encontraban en mayor cantidad. Lo que si parece es que las tortugas además de escasas, o tal vez por ello, eran caras y hay constancia de que se pagaron 310 sueldos por 33 tortugas que fueron enviadas a Medina del Campo en 1489.

En 1480, cuando todavía no había cumplido los dos años, es jurado por las Cortes reunidas en Toledo, sucesor de Isabel en el trono de Castilla, convirtiéndose así en el nuevo Príncipe de Asturias. Cuatro años después, en 1484, fue jurado como heredero de Aragón por la Cortes reunidas en Tarazona. 

Los Reyes Católicos, como era de esperar, dispusieron para su hijo la mejor educación al frente de la cual colocaron a fray Diego de Deza, un dominico profesor de teología en la Universidad de Salamanca, que sería quien se encargaría de su educación académica y moral. De enseñarle el arte en el manejo de la espada se encargó mosén Bernal y del resto de las artes militares D. Juan de Zapata. Tampoco se olvido la música en su educación, hacia la que el Infante sentía una especial inclinación, siendo Juan de Anchieta, cantor de la capilla de la reina Isabel la Católica, su principal educador en ésta materia. Una educación por tanto humanista como correspondía a la época. 

Educación de D. Juan. Martinez Cubells


Pero, la salud del Príncipe seguía manteniendo a sus padres en continua zozobra. Contaba sólo diez años cuando estando en Murcia, nos cuentan los cronistas que, "adoleció de disentería con tenasmo e fiebre continua, en el undécimo nacieron viruelas". Según parece, los médicos le recetaron aceite de bacalao y jugo de carne de tortuga. Tanto preocupaba la salud del Príncipe que Mártir de Anglería, en una carta escrita el 11 de septiembre de ese año al ayo de Príncipe Juan Velazquez, le refiere «Me preguntas, ilustrísimo caballero, mi opinión acerca del joven serenísimo Príncipe, primer heredero de tantos reinos, y qué clase de Rey será si llega a vivir».

En 1486 los Reyes Católicos deciden que ya era hora de que el príncipe configurase su propia Casa y se decide que la Corte del Príncipe quedaría establecida en Almazán. La Casa estaría compuesta además de por fray Diego de Deza como preceptor, por diez consejeros, todos ellos pertenecientes a nobles familias, de los cuales cinco serian caballeros ancianos y cinco jóvenes de edad similar a la del Principe. También contaba la Casa con veinticuatro pajes escogidos entre los hijos de los nobles y cuyos nombres aparecen relacionados en  El Libro de Cámara real del Príncipe don Juan del cronista del siglo XVI, Gonzalo Fernandez de Oviedo. 

En 1495, los Reyes Católicos acuerdan un doble tratado matrimonial con el Emperador Maximiliano de Austria, mediante el cual los dos hijos de Maximiliano, Felipe y Margarita, casarían con dos de los hijos de los Reyes , Juana y Juan. El compromiso interesaba y mucho a los Monarcas españoles y se dispuso para el evento una flota de más de cien embarcaciones, al frente de la cual estaría el Almirante de Castilla, Fabrique Enriquez de Cabrera. En ella llegaría a Flandes la Infanta Juana y en ella se traería a España a la princesa Margarita.

La vida de Margarita no había sido fácil. Cuando tenía dos años murió su madre y poco después y como consecuencia de la firma de un tratado de paz entre Francia y Borgoña se la prometió a Carlos, el delfín de Francia, con la condición añadida de que Margarita debía ser educada en la Corte francesa. Así pues, la Princesa pasó su infancia sin su familia y en un país que no era el suyo hasta que los intereses franceses variaron de dirección y fue repudiada y devuelta a su padre, Maximiliano, sin que el matrimonio hubiese sido consumado. Es entonces cuando desde Castilla se la reclama para ser desposada por el príncipe D. Juan. 

La boda se celebró por poderes en Malinas y en marzo de 1497 Margarita embarcó hacía su nuevo destino. La travesía fue terrible, se desató una gran tormenta y a punto estuvieron de zozobrar pero finalmente arribaron a puerto y el 4 de abril se celebraba la ceremonia nupcial en Burgos, con toda la pompa y el boato que la ocasión exigía y oficiada por el Cardenal Cisneros. 

D. Juan tenía diecinueve años y dos menos su prometida y, según nos cuentan los cronistas, ambos quedaron gratamente impresionados cuando se conocieron. Y no parece que el Príncipe de Asturias fuera el único que quedó impresionado por la belleza de Margarita. Pedro Mártir de Anglería en carta al Cardenal de Santa Cruz escribe: "Si la vieras, te harías la idea de que estabas contemplando a la misma Venus". 


Margarita de Austria, Princesa de Asturias - Anonimo. The Metropolitan Museum


Se trasladaron a la residencia del Príncipe en Almazán y allí daría comienzo la leyenda. Según nos dice José Ignacio de Arana: "el encuentro amoroso fue explosivo y los jóvenes no se dieron descanso durante varios días. Los criados dejaban discretamente los alimentos en la puerta de la alcoba principesca". 

A los tres meses, todos los que rodeaban al Príncipe se dan cuenta de su palidez y de que "se iba quedando chupado y con gran tristeza en el porte". Nadie de sus más cercanos ocultaba su preocupación por la salud de D. Juan y todos concluían que el progresivo debilitamiento del príncipe era debido al exceso de actividad sexual por lo que, para evitar que "se le reblandeciesen las médulas" o incluso que su vida corriese peligro, recomendaron a la Reina Isabel que separase a los esposos a fin de dar tiempo al Príncipe para restablecerse. Pero, la respuesta de la Reina fue contundente: "no es conveniente que los hombres separen a quienes Dios unió con el vínculo conyugal". 

Acompañaban los Príncipes de Asturias a los Reyes Católicos que se dirigían a Extremadura , cuando a D. Juan le sobrevienen unas virulentas fiebres. Se acuerda entonces que los príncipes queden en Salamanca al cuidado del antiguo preceptor del príncipe, D. Diego de Deza. Pero D. Juan se debilitaba por días, a pesar de los zumos, los jugos de tortuga y cuantos remedios le proporcionaban los médicos. 

Pocos días después D. Diego de Deza envía carta a los Reyes, que se hallaban ya en Extremadura, advirtiéndoles en ella de la gravedad del Príncipe. D. Fernando oculta a Isabel la mala noticia y parte hacia Salamanca. Encuentra a D. Juan consciente pero extremadamente grave, intenta animarlo diciéndole "que no desfallezca y le recuerda que la esperanza de vivir ha traído la salud a muchos enfermos". Finalmente se produce la muerte del Príncipe , probablemente, el 4 de octubre de 1497. Tenía diecinueve años y llevaba casado apenas seis meses.

La causa de la muerte se desconoce, en aquellos años se dijo que D. Juan había muerto "de amor " y que el fallecimiento se había producido como consecuencia de un exceso de actividad sexual y de tener un cuerpo débil y enfermizo. Según el Dr Gargantilla :"la causa del fallecimiento habría que buscarla , probablemente, en una enfermedad infecciosa, quizás una tuberculosis". No lo sabemos. 




Amortajado con el hábito de San Francisco fue enterrado en el Real Monasterio de Santo Tomás de Avila.