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lunes, 26 de mayo de 2014

Jorge III del Reino Unido



Jorge III. A. Ramsay

Jorge III nació prematuramente el 4 de junio de 1738, era el segundo de los hijos de los Príncipes de Gales, y fue el primer monarca de la casa Hannover que nació en Gran Bretaña y también el primero en utilizar el inglés como lengua materna. 

Cuando contaba trece años murió su padre, pasando a convertirse en Príncipe de Gales. Su madre, que no tenía unas buenas relaciones con el Rey Jorge II, procuró mantenerlo separado de su abuelo y cercano al conde de Bute, quien fue el que ejerció una mayor influencia durante la adolescencia del Príncipe. 

En 1760 muere su abuelo y Jorge pasa a convertirse en el Rey Jorge III. Se considera, por tanto, que ha llegado el momento de buscarle esposa y como es lógico pensar, se busco candidata en toda Europa. Finalmente, la elegida fue Carlota de Mecklemburgo-Strelitz. Jorge la conoció el mismo día de su boda y parece ser que quedó desagradablemente sorprendido por los pocos atributos físicos de la novia. A pesar de ello, su comportamiento fue ejemplar, no se le conocieron amantes y la pareja tuvo nada menos que quince hijos. Carlota se tomó muy en serio su papel de paridora de futuros herederos. Era además una mujer culta y con un gran amor por las artes y especialmente por la música, afición que compartía con el Rey, por lo que es posible que al final Jorge incluso llegara a amar a su esposa. 

La Reina Carlota. A. Ramsay

En el inicio de su extenso reinado, Jorge III no manifestó síntomas de debilidad mental, aunque si parecía tener un temperamento muy nervioso. Los primeros años de su reinado se presentaron convulsos: cambios de primer ministro, guerra de la independencia con Estados Unidos, pérdida final de las colonias y posteriormente la guerra con España y Francia. Quizá por esta razón los primeros síntomas, taquicardia, insomnio y fatiga, que aparecieron en 1765 fueran considerados más propios de su temperamento y de la situación política que de una incipiente enfermedad. Wilhen Treule señala, por el contrario, que Jorge III mostró desde su niñez una escasa capacidad intelectual que suplía con una gran fuerza de voluntad, una gran actividad y energía y un gran sentido de la moralidad y de la estética. Jorge III fue un rey popular que logró el arraigo en su país que no consiguieron los dos Jorges que le precedieron considerados "reyes extranjeros y grotescos”. Jorge, era “todo un ingles” en su aspecto, en sus modales y en su lenguaje y fue amado por su pueblo.

En 1788 Jorge sufre su primer ataque severo. Se describe que a las alteraciones en su piel se unía un color amarillo en sus ojos, dolor abdominal y coloración oscura de la orina además de piernas hinchadas, convulsiones e intensa verborragia, sudaba copiosamente y el estado de su mente mostraba alternativas extremas pero sin volver nunca a la normalidad. Muchos fueron los médicos que trataron al real paciente: Francis Willis, George Baker, Lucas Pepys y W. Heberden. La terapia seguida fue muy estricta y variada, chalecos de fuerza, sillas giratorias, además de distintas drogas. A los quince días Jorge empezó a mostrar mejoría y tras unos baños de mar su salud se restableció, por lo que sus médicos ganaron en consideración

En 1804 el Rey tras un resfriado sufre un nuevo ataque. De nuevo apareció el pulso rápido, las orinas oscuras, la fiebre y el delirio. Dos semanas después la sintomatología se agravó y entró en coma alternándose después los episodios de mejoría y agravamiento. Se le mantenía prácticamente incomunicado y se le llegaron a aplicar sanguijuelas en la espalda y la cabeza, así como ventosas. Poco a poco la normalidad fue apareciendo y el Rey volvió a ocuparse de los asuntos del Estado. Fue la época de la guerra con Francia, del ministerio de Pitt el joven, de la coalición con Austria, Rusia y Suecia, de Nelson y de la victoria en la batalla de Trafalgar
Jorge III. W. Beechey. National Portrait Gallery

En 1810, Jorge sufre una nueva recaída, reaparecen los estados febriles, la agitación, las alucinaciones y la logorrea. El equipo médico vuelve a administrarle tártaro emético y se le sangra en diversas ocasiones además de aplicarle las terapias con las que habitualmente se le había tratado El Parlamento solicita a sus médicos un pronostico de la enfermedad. El equipo médico emite sus conclusiones: “el Rey esta loco”. El Parlamento nombra regente al Príncipe de Gales. Jorge III queda apartado definitivamente de las labores de Estado.

El Rey fue perdiendo progresivamente la vista y el oído. La pérdida de apetito lo condujo a un estado de desnutrición. En la navidad de 1819 y tras un nuevo "ataque" - parece ser que estuvo hablando durante 58 horas seguidas- Jorge entró en coma y en este estado terminó sus días el 29 de enero de 1820, mientras era asistido por el eminente Dr. Baillie. 

Los historiadores médicos Ida Macalpine y Richard Hunter en su libro “Jorge III y la locura” llegan a la conclusión de que la enfermedad del Rey era una Porfiria neurovisceral aguda intermitente, alteración metabólica cuya sintomatología se corresponde con los trastornos descritos por los médicos que atendieron a su majestad. En un estudio retrospectivo realizado por estos autores, se afirma que hay evidencia de que la Porfiria se inició en María Estuardo y que es ella quien la trasmite a sus descendientes. 

La revista médica británica The Lancet ha publicado un artículo en el que señala que el análisis químico de un mechón de cabello del monarca, que se conserva en el Instituto de la Ciencia de Londres ha puesto de relieve la existencia de altas concentraciones de arsénico en el mismo. El profesor Martín Warren de la Universidad de Kent, sostiene que aunque hay varias fuentes posibles de la procedencia del arsénico, tales como las pelucas, los polvos de las mismas e incluso las cremas faciales, lo más probable es que fuera el tártaro emético que contiene antimonio y que le fue administrado por sus médicos la fuente de contaminación. 

Según Warren, estos hallazgos ayudarían a explicar porque los “ataques” del Rey eran tan severos y prolongados. Este profesor considera, al igual que Macalpine y Hunter , que tras haberle sido diagnosticado porfiria, en 1968, a un miembro de la familia real, existen evidencias suficientes para asegurar que Jorge III padecía esta enfermedad. 

Sin embargo el Dr. Anderson, profesor de medicina preventiva de la Universidad de Texas y miembro de la junta de asesores médicos de la American Porphyria Foundation, manifiesta su escepticismo ante estas conclusiones y considera que las investigaciones realizadas sólo ponen de manifiesto que la enfermedad de Jorge III podría deberse a un envenenamiento por arsénico y concluye diciendo que los informes de que algunos miembros de la familia real padecían porfiria no han sido documentados.

Así que seguiremos a la espera de lo que nos digan los investigadores. 

El Rey Jorge III fue enterrado en Windsor en la Capilla de San Jorge.