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lunes, 28 de enero de 2013

Isabel la Católica (III)




Medina del Campo año 1504. Allí decide Isabel pasar los últimos días de su vida en ésta populosa ciudad, una de las mas importantes de Castilla por sus ferias a las que llegaban comerciantes de media Europa. Allí en una casona palaciega que daba a la Plaza Mayor, allí en el corazón de la ciudad es donde decide Isabel esperar la muerte.


Palacio Testamentario - Plaza Mayor de Medina del Campo


Hacía ya dos años que la reina presentaba síntomas febriles, tenia edemas en las piernas y presentaba también ulceraciones, todo lo cual se atribuyó a sus constantes viajes a caballo. El padre Pedro el Monge en su Galería de las mujeres fuertes narra: "le vino una úlcera secreta que le había causado el caballo en la guerra de Granada". Junceda Avello habla de "fístula en sus partes vergoñosas e cancer que se le engendro en su natura". No sabemos si el cáncer era de útero ó de recto, puesto que según cuentan los cronistas su Majestad no permitió "exponerlo jamás a las miradas ni a las manos de los médicos"

Fueron varios los médicos de la reina: De Soto, Gutierrez de Toledo, Bustamante y de la Parra, éste último, médico personal de Isabel y catedrático de Salamanca. Hay que recordar que durante el reinado de los Reyes Católicos se creó el Tribunal del Protomedicato, que no consentía el ejercicio médico profesional si no existía la autorización previa de dicho Tribunal. Como en tantas otras cosas Isabel fue una adelantada a su tiempo creando lo que podría considerarse el primer Colegio Profesional

En Octubre un mes antes de su muerte, Pedro Martir de Anglería escribe desde Medina: "Todo su sistema se halla dominado por una fiebre que la consume, rehusa toda clase de alimentos, se halla de continuo atormentada por una sed devoradora y la enfermedad parece que va a terminar en hidropesía"

A pesar de su agonía Isabel dicta su testamento el 12 de Octubre, dando muestra en él de una enorme lucidez mental y manifestando no solo la gran mujer de Estado que es, no solo su deseo de consolidar la empresa política emprendida sino también una profunda religiosidad.


Testamento de Isabel la Católica - Eduardo  Rosales - 1864


Isabel muere el 26 de Noviembre de 1504, hacia el mediodía

Mucho se ha especulado a tenor de los escritos de sus cronistas sobre la enfermedad que le causó la muerte: tumor, cáncer, diabetes. Con motivo del V Centenario de su muerte el Dr Jaime G. Gomez realizó un juicio diagnostico tras el estudio de la sintomatología recogida en las crónicas de los galenos de la época que la trataron concluyendo que la última enfermedad de la Reina fue una afección multisistémica con compromiso renal y cuya causa más probable sería una vasculitis.

La realidad es que no sabemos con los datos que tenemos cual fue la causa de la muerte a los 54 años de la mujer más importante del siglo XV, la creadora de la España que hoy conocemos, la patrocinadora del descubrimiento, la fundadora del primer hospital militar, la luchadora infatigable.


Sepulcro de los Reyes Católicos - Catedral de Granada - Domenico Fancelli

miércoles, 23 de enero de 2013

Isabel la Católica ( II)


Anónimo. Retrato de Isabel la Católica. Siglo XVI. Colección del Generalife, Museo Casa de los Tiros, Granada. 



Los sufrimientos de Isabel se iniciaron en 1496, cuando fallece su madre. A pesar de que tan sólo la veía de modo esporádico desde que a los 16 años fue trasladada desde Arévalo a la corte, su muerte la conmocionó hondamente ya que, con ella perdía Isabel al último miembro de la familia con la que se había criado.


Castillo de Arévalo

Pero éste hecho no fue sino el inicio de lo que iba a suceder después ya que, la muerte irrumpió en su vida de forma violenta entre 1497 y 1500 y a al dolor por la pérdida de sus hijos se unió el dolor de ver desbaratado todo el proyecto de la sucesión de un país por cuya grandeza ella había luchado.

En septiembre de 1497 los reyes dejan a su hijo Juan en Salamanca a los cuidados de su ayo Fray Diego de Deza puesto que no se encuentra bien de salud y se encaminan hacia Portugal para desposar a la mayor de sus hijas con el nuevo rey portugués. El príncipe empeora y mediante correo urgente se les avisa de ello cuándo se encuentran en Extremadura en la villa de Alcántara. .Parece ser que el rey oculta a su esposa la gravedad del hecho, ya que la salud de la reina se había quebrantado con el viaje hasta el punto de obligarla a guardar cama, y es Fernando quién regresa junto a su hijo para verlo morir. El dolor de la reina al recibir la noticia es inmenso. No sólo había muerto un hijo, había muerto el príncipe llamado a reinar sobre toda España.


Estatua de Juan de Castilla y Aragón (Agustin Casillas)-Salamanca

A los pocos meses de la muerte del príncipe Juan, los reyes deciden que su hija Isabel y su esposo Manuel de Portugal deben ser jurados cómo legítimos herederos a la Corona de Castilla y en 1498 las Cortes reunidas en Toledo así lo reconocen. Marcha después la familia hacia Zaragoza para la jura en el reino de Aragón y de nuevo aparece la desgracia.

La princesa Isabel, ya reina de Portugal, se encontraba en avanzado estado de gestación y parece ser que estos continuos viajes la debilitan. Lo cierto es que el 24 de Agosto y en Zaragoza la princesa da a luz un varón pero muere en el parto. A este niño se le da el nombre de Miguel y es jurado príncipe heredero por ambas Cortes, la castellana y la aragonesa

El rey de Portugal accede a que su hijo Miguel sea educado por sus abuelos y esto crea en Isabel una nueva ilusión que le ayuda a mitigar el dolor por la pérdida de sus hijos. Es deseo de la reina no separarse de su nieto para estar más atenta a sus cuidados por lo que el pequeño sigue a sus abuelos en su itinerante vida y es en Granada, ciudad donde los reyes habían acudido por la rebelión desencadenada por los musulmanes, donde el pequeño Miguel encontrará la muerte a la edad de dos años, el 20 de julio de 1500.



La rendición de Granada-Francisco de Pradilla

Demasiadas desgracias incluso para alguien de la fortaleza de Isabel. El cronista Andrés Bernáldez nos habla de "los tres cuchillos de dolor" de la reina , el primero la muerte de su hijo Juan, el segundo la muerte de su hija Isabel y el tercero la muerte de su nieto Miguel. El cronista sigue diciendo "e desde estos tiempos se acortó su vida y su salud"

Es muy posible que su salud se viera influenciada por estos hechos pues lo cierto es que Isabel sólo sobrevivió cuatro años a estos infortunios. De lo que sabemos sobre las causas de su muerte hablaremos otro día.

jueves, 10 de enero de 2013

Isabel la Católica ( I )



Isabel la Catolica -  Atribuido a Juan de Flandes
Isabel la Catolica -  Atribuido a Juan de Flandes


Todo el mundo sabe algo de la historia de Isabel de Castilla, la reina nacida en Madrigal de las Altas Torres en Abril de 1451 e hija de Juan II, rey de Castilla y de Isabel de Portugal pero, quizás sean menos los que conocen los problemas de salud que sufrió y que seguramente marcarían su vida cómo marcan la de cualquier ser humano.

Se casa Isabel en 1469 con su primo segundo Fernando de Aragón y un año después, en 1470, nacerá en Dueñas su primera hija a la que llamarán Isabel, como a su madre.

Según cuenta el cronista de la época, la que sería llamada Reina Católica soportó los dolores del parto con gran fortaleza y dado que la costumbre castellana era que el parto fuera presenciado por testigos, se hizo cubrir la cara con un lienzo, no se sabe si para que nadie viera su dolor ó para no tener que ver ella a quienes la rodeaban en semejante trance.

 Tardará Isabel 8 años en volver a tener un hijo aunque durante ese periodo sufre un aborto cerca de Toledo. Se encontraba Castilla en ese momento en plena guerra de sucesión entre los partidarios de los presuntos derechos dinásticos de Juana la Beltraneja y los de la propia Isabel por lo que, ella cabalgaba sin descanso a pesar de su estado. Se cree que ésta fue la causa de que se interrumpiera una gestación que debía estar ya avanzada puesto que se supo que el feto correspondía a un varón.

Piadosa como era, había peregrinado la reina a la provincia de Burgos, al monasterio de San Juan de Ortega, para solicitar al santo, del que se decía que era abogado de la esterilidad, su intercesión a fin de concebir un nuevo hijo. Lo cierto es que, bien sea por su intercesión, porque los aires de Sevilla lo favorecieran ó porque según se dice, la reina se sometió a diversos tratamientos de un físico judío llamado Lorenzo Badoc, Isabel dió a luz al ansiado hijo varón el 30 de Junio de 1478 en el Alcázar de Sevilla. El físico judío fue generosamente recompensado en aquel momento pero, sin embargo, a su muerte la Inquisición se apropió de sus bienes, despojando de ellos a su esposa y a su hija casadera.


Monasterio de San Juan de Ortega (Burgos)

Asistió a Doña Isabel como partera una mujer sevillana conocida como “la Herradera”. Los testigos según el cronista de la época Alonso Palencia fueron: García Téllez, Fernando de Abrego, Alonso Melgarejo y Juan de Pineda. Los cuatro darían fe de que quién paría era la reina y no otra.

La crianza del neonato corrió a cargo de una dama noble, Dª María de Guzmán pero la salud del joven príncipe no fue buena por lo que, imaginamos que daría alguna que otra preocupación a la Reina siendo como era el heredero de los reinos de Castilla y de Aragón. Su muerte a los 19 años y sin un hijo que lo sobreviviese supuso un duro golpe para Isabel la Católica.

A los 8 meses del nacimiento del príncipe, Isabel inicia un nuevo embarazo ya que el 6 de Noviembre de 1479 y ésta vez en Toledo, en el palacio del conde de Cifuentes, nació su tercera hija a la que se impuso el nombre de Juana. Según cuentan los cronistas, esta princesa era tan parecida a su abuela paterna que la reina Isabel la llamaba habitualmente “suegra”. Su parto se desarrolló con gran facilidad y a decir de quienes a él asistieron, sin apenas dolor para la reina. Sin embargo, la vida de ésta infausta princesa causarían en Isabel los mayores sufrimientos y grandes decepciones lo que seguramente minaría su salud.

En 1482 se traslada la reina desde Medina del Campo hasta Andalucía para ocuparse de los asuntos de la guerra de Granada a pesar de estar de nuevo en estado de gestación. En esta ocasión las molestias que sufre la reina son mayores por lo que piensa que es posible que su embarazo sea múltiple. En el siglo XV los partos dobles eran considerados de mal agüero y aunque parece ser que la reina no era supersticiosa seguro que algo de preocupación le causaría la sospecha de un doble alumbramiento. Isabel da a luz en Córdoba a una niña, la Infanta María y a las 35 horas de iniciado el parto pare otra niña que nacerá muerta.


Marcuello -Isabel con sus tres hijas mayores

 El último de los partos de Isabel tendría lugar en Alcalá de Henares en el palacio del cardenal Mendoza que en aquel momento era Arzobispo de Toledo. Nació la infanta Catalina sin ninguna dificultad para su madre y fue esta quinta hija la más querida de su padre según el propio Fernando confesaba.

No sorprende que cada hijo de la Reina naciera en un lugar diferente, teniendo en cuenta su vida itinerante, siempre cercana a los lugares donde se libraban las batallas en sus reinos. Dicen los cronistas de la época que los partos de la reina se desarrollaban fácilmente debido a su constitución natural y también seguramente a su vida al aire libre y al ejercicio físico realizado durante sus gestaciones. 

No parece pues que Isabel conociera el dolor físico en aquellos años y sin embargo siempre se preocupó por mitigar el dolor de sus soldados. A ella se debió la organización del primer hospital de campaña del que se tiene noticia en la historia bélica. Fue en tierras de Andalucía y estaba compuesto por seis grandes tiendas de tela gruesa impermeabilizadas con resina y en la que cabían de 10 a 15 heridos.

El declive físico de Isabel se producirá unos años más tarde tras la muerte de su madre y de dos de sus hijos. Pero, de esa parte de su historia hablaremos en otra ocasión.